Los mecanismos de defensa son herramientas psicológicas que utilizamos de forma inconsciente para protegernos de situaciones amenazantes o perturbadoras, como el dolor emocional, el estrés o el conflicto interno. Estos mecanismos fueron identificados y descritos por Sigmund Freud y posteriormente elaborados por su hija, Anna Freud, quien destacó su importancia en el desarrollo psicológico humano.
Anna Freud definió varios mecanismos de defensa, entre los cuales destacan:
La represión: Consiste en el proceso mediante el cual se eliminan de la conciencia los pensamientos, emociones o recuerdos que generan malestar o ansiedad. La represión es un mecanismo muy común y puede ser beneficioso en algunos casos, aunque también puede generar conflictos emocionales a largo plazo si se utiliza de forma excesiva.
La proyección: Consiste en atribuir a otras personas o situaciones los propios sentimientos o pensamientos inaceptables. Por ejemplo, una persona que siente envidia puede proyectar esa envidia en otra persona y acusarla de envidiosa.
La negación: Consiste en negar la existencia de una realidad que resulta dolorosa o amenazante. Por ejemplo, una persona que recibe un diagnóstico de enfermedad grave puede negar la gravedad de la situación y actuar como si nada estuviera sucediendo.
La sublimación: Consiste en canalizar los impulsos y emociones negativas en actividades socialmente aceptables y constructivas. Por ejemplo, una persona que siente ira y agresividad puede canalizar esas emociones en la práctica deportiva o en la creación artística.
La regresión: Consiste en volver a comportamientos infantiles o inmaduros para evitar enfrentar situaciones amenazantes o perturbadoras. Por ejemplo, una persona adulta puede empezar a chuparse el dedo o a hablar en voz infantil ante una situación estresante.
La identificación: Consiste en adoptar los rasgos de personalidad o comportamientos de otra persona con el objetivo de sentirse mejor consigo mismo. Por ejemplo, una persona que admira a alguien por su valentía puede adoptar ese rasgo de personalidad para sentirse más seguro y fuerte.
En conclusión, los mecanismos de defensa son herramientas psicológicas que utilizamos de forma inconsciente para protegernos de situaciones amenazantes o perturbadoras. Anna Freud destacó la importancia de estos mecanismos en el desarrollo psicológico humano, y los describió de forma detallada.
Es importante tener en cuenta que, si bien estos mecanismos pueden ser beneficiosos en algunos casos, también pueden generar conflictos emocionales a largo plazo si se utilizan de forma excesiva. Por lo tanto, es importante estar conscientes de ellos y tratar de utilizarlos de forma saludable y constructiva.
Escrito por: Mtro. Sahid Rafael García Campos.
La cura por el habla
Salud Psi
Bibliografía:
Freud, A. (1961). El yo y los mecanismos de defensa. Barcelona: Paidós.